Deidad asexuada

 "La creación de una diosa, en un contexto mitológico o religioso, no es un proceso literal de construcción física, sino más bien un acto de creación simbólica y cultural."

IA



Nuestras deidades locales, sean hombres o mujeres, son creaciones humanas convertidas en leyendas. Deidades que emergen de los bosques, las montañas y los parajes naturales. Se presentan como seres divinos rodeados de una corte que habita entre las bestias y la flora exuberante, adentrándose en nuestras conciencias con su magia, poderes y belleza. Aunque asimiladas a divas, iconos sensuales y de sexo definido, son asexuadas. Encarnan siempre el binarismo mujer-hombre biológico que se asocia también a la fertilidad y la reproducción.


Nuestras deidades locales no emergen acompañadas por una pompa de estilo imperial urbano, de catedrales, castillos, pirámides y templos que exteriorizan el poder a través de la obra humana. Deidades que imponen la fe o la creencia, utilizando lo colosal, lo intrépido y lo que no se puede explicar con elocuencia y facilidad. Puede que esa deidad sea un poderoso macho o una provocativa hembra, siempre sexualizados en el binarismo biológico cis; al parecer, son quienes tienen acceso al altar de los dioses.


¿Existen deidades maricas, lesbianas o trans? Lo más seguro es que no existan. Sin embargo, la IA da algunos ejemplos de deidades locales que, aunque tienen atributos de sexo y género, trascienden esta caracterización. Se presentan como asexuados; no obstante, sus poderes de creación del mundo y los seres humanos les son reconocidos entre sus atributos. ¿O será que estos atributos quedan reducidos a magia o lo sobrenatural? En la religión católica, los ángeles también se caracterizan como asexuados. Conveniente caracterización para alejar a esos seres espirituales de los deseos, placeres del sexo, así como de las orientaciones, identidades y expresiones que nos brinda nuestro ser. A María Lionza en su culto se la idealiza, aunque mujer, pero más próxima a una virgen católica, madre asexuada de poderoso pecho.


En la modernidad, las deidades emergen de la media, las redes sociales, el rock y las pasarelas de la belleza. Por algún tiempo, David Bowie apareció en escena con la identidad de Ziggy Stardust, un extraterrestre andrógino, sexualmente libre, quien tenía el propósito de salvar la Tierra ante un vaticinado desastre apocalíptico. Ziggy finalmente muere producto de su fama y excesos. Comentaron los medios de la época que este personaje llegó en la década de los setenta para definir lo que hoy debatimos como género.


Además, las deidades ya no son aquellas encarnadas bellezas moldeadas por el bisturí, el botox y el Photoshop, sino que también quienes producen y comercian el producto diva, lo que incluye sin sorpresas a hombres y mujeres cis. El producto vende la belleza aspiracional, impuesta cosméticamente como exitosa, o simplemente es un truco publicitario para llamar la atención con la aparente ambigüedad de género. Estas deidades son adoradas y emuladas en esa reafirmación de sexo binario complaciente con la “normalidad” o la neutralidad del androginismo, sin que se considere relevante lo que hacemos con nuestros cuerpos ante el mandato del ser heteronormado.


Finale



Renate Koch aterrizó en Caracas en 1968, un año después del terremoto de Caracas. Venía de Hamburgo; un mundo y una vida totalmente opuestos a este trópico salvaje, impredecible, lleno de inesperados eventos que la atraparon inmediatamente. Sin perder su esencia alemana, se amañó rápido y aprendió aún más rápido a adorar las deidades locales, entre ellos artistas plásticos contemporáneos y fotógrafos, quienes como mentores la guiaron a animar ese espíritu inquieto que la arrastraba a todas las exploraciones y experimentaciones del arte. Indagó sin parar hasta que, en 2020, partió del mundo físico y material. Sus memorias quedaron esparcidas en Venezuela.

La secuencia fotográfica fue realizada en 1990, en las cercanías de Kavanayén, La Gran Sabana. Sorprendidos con una mina de una extraordinaria arcilla, modelamos nuestros cuerpos y fantasías. Renate captó la acción cuando una deidad de barro (Edgar Carrasco) es atacada por un enfadado oponente (Pedro Terán) que le desprende una teta, como desaprobando los artificios y cosméticos que nos elevan al nivel de rutilante deidad.

Experiencia fotográfica analógica y recientemente encontrada en mis extraviados archivos. Recuerdos de una vida llena de gozos por más de 30 años juntos. 


Créditos

Concepto y fotografía: Renate Koch, Pedro Terán y Edgar Carrasco.
Texto: Edgar Carrasco.
Modelos: Pedro Terán y Edgar Carrasco.
Fotografía del encabezado: Franklin García.

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